lunes, 31 de diciembre de 2012

lluvias Extrañas


Lluvias Extrañas
Una innumerable cantidad de lluvias insólitas de varios tipos de animales pequeños, comida y otros objetos han caído en multitud de ocasiones. Las explicaciones a estos fenómenos pueden ser varias. Tal vez sean las lluvias inversas.

Introducción al Tema:

Todos los años, al comienzo de la estación lluviosa, los habitantes de Yoro, en Honduras, preparan cubetas, barriles, palanganas y redes para recoger los peces que van a caer del cielo. Y todos los años, hasta donde llega la memoria, han caído sardinas por barriles. La "lluvia de pescado", como la llama la gente del lugar, suele comenzar de cuatro a cinco de la tarde y va seguida de tormentas eléctricas y fuertes vientos. El pescado es depositado vivo y coleando sobre una pradera que hay al sudoeste del pueblo. En 1833, una sustancia parecida a la lana cayó en trozos sobre grandes extensiones de campo cerca del pueblo francés de Montussan. En otros lugares han caído ringleras de un material que parece seda e hilos ondulantes, como procedentes de una gran mercería. En muchas partes del mundo, en numerosas ocasiones y en número monstruoso, han caído también ranas y sapos, y también lo han hecho caracoles marinos, gusanos y serpientes. Se ha visto gotear y aún chorrear sangre del cielo, y caer frijoles y granos, así como carne de todo tipo, como si allá arriba navegaran graneros y rastros invisibles.


Explicaciones Inexplicables:

Además de las explicaciones más o menos científicas de las lluvias insólitas, otras recurren a mecanismos aún más misteriosos que el fenómeno que tratan de explicar. Tales explicaciones se dividen en extraterrestres, sobrenaturales y de la curvatura del tiempo. En la hipótesis extraterrestre se supone que naves del espacio exterior, por razones no especificadas pero quizá científicas o culinarias, reúnen muestras de materiales terrestres y después los desechan todos, o al menos la mayoría. O bien –también por razones no reveladas pero quizá relacionadas con la horticultura o la zoocultura, o tal vez simplemente en un acceso de generosidad interplanetaria-, desde otro planeta semejante son enviados materiales a la Tierra y volcados sobre nosotros en la alta atmósfera. En la teoría sobrenatural, dioses, demonios, espíritus, poltergeist y otras entidades innominadas son los responsables de esas lluvias, o al menos de parte de ellas. Los defensores de estas tesis ponen como ejemplos de una especie de benevolencia sobrenatural los casos en que estanques secos o zanjas recién abiertas han aparecido llenos de peces después de un chaparrón –como si se tratara de satisfacer misteriosamente alguna acuciante necesidad de pescado-, mientras que las prolongadas lluvias de piedras procedentes de cielos despejados serían casos de maldad extraterrena. En la teoría de la curvatura del tiempo se piensa que mundos de otra dimensión, pero de constitución paralela, se cruzan ocasionalmente con el nuestro, y que cuando lo hacen, ante nuestros ojos caen corrientes de peces, campos de hielo, acumulaciones de piedras y montones de materia gelatinosa. Lo bueno de estas teorías es que explican todas las contingencias, por extrañas que sean. Su falla está en que lo hacen invocando fuerzas no comprobables y circunstancias aún más fantásticas. Con esto no queremos decir que no pueda haber algo de verdad en esas teorías, sino simplemente que si lo hay será una verdad de la especie más remota. Por otro lado, si esos objetos se materializan realmente en nuestro mundo procedentes de otros, quizá estos sufran las correspondientes desapariciones. Tal vez tengan lugar lluvias inversas, en las que los objetos son inexplicablemente absorbidos por el aire. Por supuesto, no hay prueba de ello, pero si tales acontecimientos ocurriesen en nuestro mundo, podríamos sentirnos más seguros al teorizar atribuyéndolos a otros. Por eso incluimos aquí las siguientes noticias de lluvias inversas.

 El Times de Londres del 5 de julio de 1842 tomaba lo siguiente del Fife Herald escocés: El miércoles por la mañana [29 de junio] fue observado un fenómeno del carácter más raro y extraordinario en las inmediaciones de Cupar [Escocia]. Hacia las doce y media, con el cielo despejado y el aire en perfecta calma, una muchacha ocupada en lavar ropa en una tina en el campo comunal, oyó sobre su cabeza un estampido fuerte y seco, seguido de una ráfaga de viento de extraordinaria violencia, y que solo duró unos instantes. Al mirar a su alrededor, observó que todos los manteles, sábanas, etc. estaban en el suelo formando una franja de cierta anchura sobre el verde a varios cientos de metros de distancia; pero otra parte de las prendas, cortinas y cosas más pequeñas, eran llevadas hacia arriba a una altura inmensa, de modo que ya casi se perdían de vista, y gradualmente desaparecieron por completo en dirección sudeste y no se ha vuelto a saber de ellas. En el momento de la detonación que precedió al viento, se vio el ganado del prado vecino correr asustado de un lado para otro, y durante algún tiempo después continuó amontonándose con visible terror. La violencia del viento era tal que una mujer que en ese momento sostenía una sábana fue incapaz de retenerla por miedo a verse arrastrada con ella. Es notable que, mientras incluso las prendas más pesadas eran llevadas lejos corriendo por el verde, como si dijésemos, y los lazos que sujetaban varias sábanas se rompieron, las prendas ligeras que había sueltas a ambos lados del holt [colina poblada de árboles] no se movieron de su sitio. El número del 10 de julio de 1880 del Scientific American trae esta noticia, tomada del Plain Dealer de East Kent (Ontario): Los señores David Muckle y W. R. McKay... estaban en un campo de la granja del primero cuando oyeron un súbito estruendo, como de un cañón. Se volvieron justo a tiempo para ver una nube de piedras volar hacia lo alto desde un lugar del campo. Tremendamente sorprendidos, examinaron el lugar, que era circular y de unos 45 m de diámetro, pero no había indicios de erupción ni nada que indicase la caída allí de un cuerpo pesado. El terreno estaba simplemente barrido. Están seguros de que la causa no fue un meteorito, ni una erupción de la Tierra, ni un torbellino.


Torbellinos y Trombas Marinas:

La clásica explicación de la mayoría de las lluvias insólitas es que todo lo que cae fue antes absorbido por un torbellino o una tromba marina. Además de ser la explicación más lógica, la tesis del torbellino se basa en algunas pruebas de peso, fruto de la observación. Por la atmósfera circulan constantemente una gran variedad de pequeños organismos y restos vegetales y animales. En muestras de aire recogidas con aspiradores especialmente diseñados se han encontrado esporas de hongo , musgo, líquenes y algas , huevos de insecto, bacterias, escamas de alas, pelos y trozos de plumas. Aunque para levantar del suelo esas pequeñas partículas no haga falta mucha energía, los grandes torbellinos, tornados y trombas marinas generan corrientes ascendentes de una fuerza enorme. En el embudo de un tornado los vientos pueden girar a velocidades de 270 a 480 kilómetros por hora y producir una presión de más de 135 kilos por cada 10 centímetros cuadrados sobre todo cuanto encuentren en su camino. Semejante fuerza es más que adecuada para algunas de las más impresionantes estadísticas sobre tornados. Por ejemplo, el 22 de abril de 1883, en Beuregard (Mississippi), un tornado se llevó volando a 275 metros el tornillo de 300 kilos de una prensa de algodón. En Walterborough (Carolina del Sur), una viga de madera de 270 kilos fue arrastrada 400 metros por el tornado del 16 de abril de 1875, y un gallinero de 35 kilos más de 6 kilómetros. Y en el tornado del 4 de junio de 1877, en Mont Carmel (Illinois), la aguja de una iglesia fue llevada por los aires 25 kilómetros. La acción de las trombas marinas ha sido observada con menos frecuencia que las de los torbellinos, pero también han hecho cosas extraordinarias. Por ejemplo, en Christiansten (Noruega), el puerto fue una vez casi vaciado de ese modo, y, en menor escala se sabe de estanques que quedaron secos.

 Durante una tormenta en el lago Bassenthwaitre (Inglaterra) se vio como los peces eran lanzados a tierra. En la medida en que la energía generada por los torbellinos basta para levantar hasta el cielo lo que se ha visto cae de él, la explicación parece acertada, e indudablemente da cuenta de algunas lluvias insólitas. Sin embargo esta teoría suscita preguntas interesantes. Por ejemplo, ¿cómo se las arreglan torbellinos y trombas para ser tan selectivos? Las cosas que caen del cielo suelen estar perfectamente clasificadas: en un determinado chaparrón caen solo peces, o sólo ranas, o sólo piedras, y además sólo peces de cierta especie o ranas de cierta edad. Pero torbellinos y trombas barren cuanto encuentran a su paso. ¿Por qué entonces no hay lluvia de seres y despojos surtidos, por ejemplo barro y algas junto con los peces? Si damos por supuesto algún mecanismo de selección aéreo –por ejemplo, de acuerdo con el peso y la aerodinámica de los objetos--, sería de esperar que cayesen chaparrones variados –peces aquí, barro allí, algas más allá-- en la misma zona y más o menos al mismo tiempo; pero esto no sucede. ¿Cómo, entonces, sobreviven los peces y otras criaturas a los rigores del transporte por el torbellino? La teoría de los torbellinos y trombas exige creer, primero, que los peces, que a menudo caen vivos a considerable distancia de su aparente punto de origen, pueden sobrevivir por un período indefinidamente largo en la saturada atmósfera de una nube de lluvia. Segundo, que fuerzas lo bastante poderosas para sacar peces, ranas, sapos, anguilas y serpientes de su hábitat normal y lanzarlos al cielo no bastan para inferirles daños físicos, y que los repentinos cambios de temperatura y presión son igualmente inofensivos. Aunque tales teorías pueden apelar al sentido común, carecen de pruebas firmes que las apoyen. Queda por último la pregunta de cómo pueden los torbellinos cernerse sobre un lugar o regresar a él. Dado que la característica más permanente del viento es el movimiento, y el mover cuanto viaja en él, la teoría del torbellino no explica los numerosos casos en que las mismas cosas caen repetidamente en el mismo sitio, como si procediesen de algún lugar fijo del cielo. TOMADO DE "INVEROSÍMIL Fenómenos inexplicables" Selecciones del Reader´s Digest. Pág. 184, 191 y 195 Reader´s Digest de México, S. A. De C. V. Primera edición 1985.

Donde el Agua es Escasa:

Muchas personas asocian los desiertos con el Ecuador, Pero si se estudia un mapa se descubrirá que solo una región desértica relativamente pequeña –la de Somalia-Chalbi, en África oriental— llega hasta el ecuador. En las regiones ecuatoriales los rayos del Sol inciden perpendicularmente y hace muchísimo calor; el agua del mar se evapora y cuando el aire caliente y húmedo se eleva y llega a la atmósfera superior, fría, el vapor se condensa y cae en forma de aguaceros torrenciales. Los vientos de la región ecuatorial continúan avanzando, pero ya casi desprovistos de humedad, aunque al soplar en tierra transportan cualquier vapor superficial que encuentren a su paso. Es este patrón de vientos el que mantiene las condiciones áridas. Los desiertos de Gobi y de Tlaka-Makan, en Asia central, son secos porque están alejados de cualquier cuerpo de agua extenso. En todos lugares, las montañas detienen los vientos húmedos. Los del Pacífico barren la costa occidental De América del Norte, pero al chocar contra las montañas costeras se elevan hasta las zonas frías de la atmósfera, y allí la humedad se condensa y se precipita como lluvia o nieve. Cuando los vientos llegan al lado opuesto de las montañas, el aire contiene ya poco vapor. Los desiertos y zonas de matorrales de América del Norte, a los que las montañas impiden recibir humedad, se les llama desiertos de zona de lluvia. La evaporación rápida es también causa de otras zonas desérticas: tal vez reciban tanta lluvia como los pastizales, pero como ésta se evapora muy rápidamente, la vegetación de pradera no puede prosperar en ellas. Aunque algunas veces el total de la precipitación anual es alto, al proceder únicamente de uno o dos grandes aguaceros anuales, la zona queda seca el resto del año. Otras regiones son desiertos unos cuantos años y después se convierten en pastizales, sólo para volver a ser desiertos al cambiar el clima. A la postre, esas oscilaciones tal vez cesen, generalmente en la etapa de desierto.
lluvias extrañas

martes, 25 de diciembre de 2012

Cementerios de Aliens en Africa

Un equipo de antropólogos encontró un cementerio muy misterioso en medio de la selva cerca de la ciudad de Kigali, en Ruanda.
Estos restos pertenecen a gigantescas criaturas que se parecen muy poco a los seres humanos. El Jefe del grupo de esta investigación considera que podrían ser visitantes de otro planeta que perecieron como consecuencia de una catástrofe.
Según los científicos, estos cuerpos fueron enterrados hace al menos unos 500 años.
Al principio, los investigadores pensaron que los restos eran de antiguos asentamientos humanos, pero se descarto esta opción porque al no encontrarse pruebas.
En mas de 40 fosas comunes hay unos 200 cuerpos , todos ellos perfectamente conservados. Las criaturas son altos , de aproximadamente 2.15 metros. Sus cabezas son desproporcionadamente grandes y no tienen boca,nariz ni ojos.
Los antropólogos creen que las criaturas eran miembros de una colonia extraterrestre, posiblemente destruida por algún virus terrestre al que no tenían inmunidad.
Sin embargo, no hay rastros del aterrizaje de alguna nave o fragmentos que marquen una colisión cercana.
Este no es el primer hallazgo de este tipo se seres . En el verano de 1937 un grupo de científicos chinos dirigido por el profesor Chi Putei exploraron las cuevas de Monte Bayan Kara Ula.
En el interior se encontraron esqueletos con cabezas demasiado grande y cuerpos muy pequeños .
El tiempo y estudios de ADN nos darán la verdad acerca de este extraño cementerio,recién encontrado en el corazón de la selva africana

jueves, 6 de diciembre de 2012

El “Gran Smog” de 1952. La niebla que mató a miles de londinenses.




Historia de la niebla asesina:
Situémonos en Londres, a finales del año 1952, en un día gris y tremendamente frío. Muchos de vosotros habréis visualizado la escena con la típica niebla densa y opaca que ha quedado grabada en nuestros subconscientes gracias al cine y a la literatura; esa niebla por la que Jack el destripador se movía como pez en el agua o esa niebla que se entremezclaba volátil con las volutas de humo de la pipa de Sherlock Holmes.
Ciertamente, la típica niebla londinense, pese a que hoy en día es apenas inexistente, fue algo bastante habitual en la capital británica durante buena parte del siglo pasado. Se podría decir que los londinenses estaban bien adaptados a ella o que, por lo menos, la soportaban sin mayores problemas. Pero la niebla que cubrió la ciudad desde el 4 al 9 de diciembre de 1952 no fue una niebla normal, el “Great Smog” o “Big Smog”, como se la bautizó, mató nada más y nada menos que a 12000 personas.

Transcurrían tiempos duros tras la guerra en el valle del Tamesis y hasta los inviernos parecían más crudos de lo normal, cuando un gran anticiclón se posó sobre la ciudad atrapando las capas de aire frío en la zona inferior con otras de aire más cálido en las zonas más altas. A las chimeneas de las fábricas que quemaban carbón a espuertas para mover sus maquinarias, se unieron las de miles de hogares que prendieron sus chimeneas para combatir el terrible frío y, ya de paso, la de miles de vehículos que circulaban por las calles con sus motores diesel. El cocktail ambiental fue letal creando una niebla contaminante tan espesa y opaca que apenas se podía ver a un par de metros de distancia. La ciudad quedó completamente paralizada ya que la circulación era prácticamente imposible y los transeúntes tan solo podían moverse en metro o caminando.
Los hospitales comenzaron a llenarse de gente que acudía allí con todo un abanico de problemas respiratorios como hipoxia, cianosis, bronquitis y bronconeumonías causados por los agentes contaminantes que quedaron atrapados en la niebla a causa de la quema desmesurada de un carbón de muy baja calidad con elevados niveles de azufre. El dióxido de azufre, junto con el hollín y el dióxido de carbono unidos al ambiente frío y húmedo se llevó por delante durante los primeros días a 4000 personas, mayormente niños, ancianos y gente que ya acarreaba problemas respiratorios.
Al caos hospitalario también habría que sumar el policial, ya que la densa niebla fue el escenario perfecto para que vándalos y demás aprovechados se dedicaran al saqueo y al pillaje con total impunidad. Entre la niebla, los únicos vehículos que podían circular eran las ambulancias y los vehículos policiales que se iban guiando por las luces de los agentes de a pie que se situaban en puntos estratégicos a modo de faros humanos.

Cuando la niebla se esfumó, se comenzó a tomar conciencia de lo terrible que había sido y se recapacitó sobre su problemático origen. Durante los meses y años siguientes, otras 8000 personas fallecieron por los problemas respiratorios que tuvieron durante esos aciagos días de diciembre.
El “Gran Smog” del 52 dio pie la firma del Acta de aire limpio, que se formalizó en 1956 para eliminar las combustiones de carbón en las industrias y hogares y evitar un nuevo suceso de tal magnitud, pese a ello, ese mismo año de 1956 fue testigo de nuevo de otra niebla asesina con 1000 víctimas, en 1962 murieron de nuevo 700 personas por el mismo motivo, siendo este el último reporte de este tipo de nieblas en la capital londinense.
Por otro lado, la del 52 no fue la primera, ya que en 1880 se tiene constancia de que una niebla tóxica ya había matado a 2200 londinenses.

martes, 4 de diciembre de 2012

“Georgia Guidestone”, un enigmatico monumento.


El Georgia Guidestone es un enigmático “monumento” construido en Georgia, EE.UU. Este monumento, llamado el Stonhenge americano, se compone de una serie de enormes placas de granito en cuya superficie están grabadas en 8 idiomas las instrucciones para la reconstrucción de la civilización tras un supuesto apocalipsis
El Georgia Guidestone es un enigmático “monumento” construido en Georgia, EE.UU. Este monumento, llamado el Stonhenge americano, se compone de una serie de enormes placas de granito en cuya superficie están grabadas en 8 idiomas las instrucciones para la reconstrucción de la civilización tras un supuesto apocalipsis .
También es un enigma saber quien esta detrás de su construcción o el por qué fue erigido.

El proyecto, fue construido por la empresa Granite Finishing Company, y financiado por un hombre que uso el nombre de Robert C. Cristian. Lo raro de esto es que nadie sabe quien o a quien podría representar. Una de las teorías es que R. C. Cristian es un seudónimo que haría homenaje al fundador de los rosacruces Christian Rosenkreuz (Rosy Cruz) y que los financiadores de este monumento podrían ser los propios rosacruces.

Las ”instrucciones” para la reconstrucción de la civilización están en inglés, español, hindú, chino, árabe, ruso, hebreo y swahili, además de instrucciones en escritura cuneiforme de babilonia, en griego clásico, sanscrito y jeroglíficos egipcios.
También cuenta con muescas y agujeros taladrados para determinar la fecha, la localización de la Estrella Polar y calcular los solsticios y equinoccios.
Cada una de las principales losas de piedra pesan alrededor de 19 toneladas, el apoyo central pesa unos 2175 kilos y la parte superior alrededor de 10800 kilos.

Las inscripciones en la principal piedra dice:
-Mantener la humanidad en un equilibrio de 500.000.000 de habitantes, en equilibrio perpetuo con la naturaleza.
-Guiar la reproducción sabiamente para mejorar la aptitud y la diversidad.
-Unir a la humanidad con un nuevo idioma para todos.
-La fe, la pasión y la tradición deben llevarse con la razón templada.
-Proteger las personas y las naciones con leyes y tribunales justos.
-Dejar a todas las naciones resolver sus problemas internos y los conflictos externos en una corte mundial.
-Evitar leyes mezquinas y funcionarios inútiles.
-Equilibrar los derechos y deberes de cada persona.
-Premiar la verdad, la belleza y el amor en búsqueda de la armonía con el infinito.
-No ser un cáncer para la tierra, dejar espacio para lo natural, dejar espeacio para la naturaleza.

A pocos metros hay una pequeña losa de granito donde se identifican la estructura y las lenguas utilizadas en el Guidestones, aparte de varias listas de datos sobre el tamaño, peso y características de las piedras, la fecha en que fue instalado y los patrocinadores del proyecto. También habla de una capsula del tiempo enterrada bajo la losa, sin fecha de apertura. Cada lado de la losa es perpendicular a uno de los puntos cardinales.
En la parte superior central de la tableta esta escrito: “El Guidestones Georgia, erigido el 22 de marzo de 1980″.
Justamente debajo hay un cuadrado en cuyo interior pone: “Que esta sea una guia hacia una Edad de la Razon”. En el lado izquierdo de la losa hay un texto que identifica las aperturas que están realizadas en el Guidestones.
1. El monumento se encuentra en el punto más alto del Condado de Elbert.
2. En el equinoccio o solsticio, los visitantes que están en el lado oeste de la ranura pueden ver la salida del sol en el horizonte.
3.Canal a través del cual se puede la estrella polar.
4. Apertura por la cual un rayo de sol a mediodía marca el día del año.
Debajo de esto, pone:
Autor: Christian RC.
Patrocinadores: un pequeño grupo de los estadounidenses que buscan la Edad de la Razón.
Capsula del tiempo: Situado a seis pies por debajo de esta losa. Que se abrirá en,( no pone fecha.)
En la parte derecha de la losa pone los datos físicos del Guidestone, como altura, peso y anchura de las piedras.


Lo único seguro de este enigmático y curioso monumento, es que desde que fuera erigido en Elbert Country, Georgia, en 1980, ha sido tema de controversia y discusión sobre su razón de ser. Hay gente que cree que es un mensaje a seguir y una guía para “una profunda reflexión”, como Yoko Ono, hay gente que dice que el nuevo orden mundial que proclama sigue orígenes satánicos y es una guía de mandamientos del anticristo.
Las piedras guia de Georgia

 
 
 

domingo, 2 de diciembre de 2012

El enigma de Oliver Thomas

La desaparición de Oliver Thomas. ¿Aves raptoras?

El 24 de diciembre de 1909 la familia Thomas se preparaba para disfrutar un año más de una entrañable celebración. Durante todo el día los miembros de esta familia de granjeros del pequeño pueblo de Brecon, situado en Gales (Reino Unido), habían estado preparando la gran fiesta que, como cada año, reuniría a la familia y a varios amigos y vecinos. Todo parecía ideal para disfrutar de una noche de alegría en la que el espíritu de la Navidad lo impregnaba todo. Incluso el clima parecía querer unirse a la celebración, pues acababa de nevar y el campo estaba cubierto con una capa de nieve que convertía el paisaje en una postal. Al comenzar la cena todo era perfecto.
El guiso de la señora Thomas impregnaba el ambiente con un olor apetitoso, demostrando una vez más que era una excelente cocinera. Los niños jugaban y esperaban el momento de los regalos y los mayores conversaban animadamente. Nada hacía presagiar que algo acechaba a aquella gente, que el misterio se iba a materializar de forma trágica rompiendo para siempre la familia.

Gritos de socorro

La velada fue avanzando en medio de una conversación agradable. El cabeza de familia, Owen Thomas, era un excelente anfitrión, como había demostrado en anteriores ocasiones, y de su hospitalidad disfrutaban esa noche el comisario del pueblo, el veterinario y el pastor de una localidad vecina, todos acompañados de sus familias. En total eran quince personas. La fiesta avanzaba y la señora Thomas se percató de que se estaba acabando el agua. No había problema, a apenas unos metros de distancia de la casa tenían un pozo y solo había que ir con un cubo a sacar un poco de agua. Como los mayores estaban en medio de una agradable charla, decidió pedir a su hijo Oliver que saliese un momento a buscar agua al pozo. Una decisión que la pobre mujer lamentaría toda su vida. Oliver tenía once años, había ido en multitud de ocasiones a por agua al pozo y no le importaba demasiado dejar durante unos instantes el cálido ambiente que proporcionaba el hogar encendido. Afuera hacía frío, pero había acabado de nevar y se veían ya las primeras estrellas. El niño se calzó unas pesadas botas y, protegido con una bufanda que amorosamente le había colocado su madre, salió resuelto con un balde en la mano. Solo habían pasado unos instantes –después dirían los que se quedaron en la casa que apenas fueron diez segundos– cuando todos se estremecieron al oír un alarido del pequeño. Fue un grito penetrante, más que nada de sorpresa, que inmediatamente después fue seguido por llamadas de auxilio.

“¡Socorro, se me llevan!”, llegó a decir Oliver. Todos los presentes salieron corriendo hacia la puerta. Owen Thomas cogió su fusil, que colgaba de la chimenea, mientras exclamaba: “¡Un lobo!”. ¿Era posible que ese gran depredador hubiese atacado al muchacho? El veterinario, el pastor, otro granjero invitado… todos salieron portando armas, palos y una linterna. Pero en el exterior no estaba el pequeño, no había nadie. Pudieron seguir el rastro que el niño había dejado en la nieve: unas pisadas que se interrumpían bruscamente, como si hubiese desaparecido sin dejar rastro o algo lo hubiese alzado para llevárselo volando. Durante unos segundos, que parecieron eternos, cundió el desconcierto, pero aún quedaba algo que les helaría la sangre. Todos pudieron escuchar claramente de nuevo los gritos de Oliver, que, para sorpresa general, venían de encima de sus cabezas: “¡Socorro, me han cogido! ¡Socorro!”, le oyeron gritar. Todos los que lo estaban buscando quedaron anonadados. Miraban hacia el negro cielo, pero no eran capaces de ver nada. Ninguna pista, ningún indicio que les mostrase dónde se encontraba el niño y qué era lo que le estaba llevando hacia el cielo. Pidieron al chico que les indicase dónde estaba, pero el pequeño Oliver ya no dijo nada coherente, solo chillaba. Unos gritos de terror que pudieron oír durante casi un minuto los desesperados familiares y amigos, un tiempo eterno de impotencia en el que, para su desconsuelo, la voz del pequeño se fue volviendo cada vez más tenue, como si fuese subiendo y estuviese cada vez más lejos. Algo incomprensible había sucedido. Alguien había arrancado a Oliver del suelo y se lo había llevado volando. Aun después de la desaparición, y en medio del desconcierto, varios de los asistentes siguieron buscando con la lámpara alguna pista. Pudieron constatar que las huellas del muchacho sobre la nieve parecían normales, pero se interrumpían bruscamente a unos 20 m de la casa. A 2 m de las últimas huellas se encontraba el cubo, como si el niño lo hubiese soltado desde una cierta altura. El resto de la noche siguieron dando vueltas, llamándolo, intentando descubrir entre las tinieblas alguna pista que explicase el suceso.

Hipótesis descartadas

Al amanecer llegaron unos policías de Brecon, que registraron con detalle toda la casa, los alrededores y el pozo, al que bajaron. Pero no encontraron ninguna pista, nada que pudiese explicar qué le había pasado al pequeño y, sobre todo, dónde estaba. La única explicación que parecía plausible era que algo se lo había llevado volando. Pero ¿qué ave hay en el País de Gales capaz de levantar el vuelo con un niño de 11 años entre sus garras? Ninguna, ni la mayor águila podría hacerlo. Los aviones también quedan descartados, pues en 1909 la aviación todavía estaba poco desarrollada y, sobre todo, el ruido del motor sería claramente reconocible. Un silencioso planeador tampoco parece ser la solución, pues la ausencia de un sonido que le delatase no evitaría la posibilidad de maniobrar para capturar al niño y levantar el vuelo permaneciendo casi un minuto encima de la casa. Un globo habría sido difícil de maniobrar y, además, habría sido visto a la luz de las estrellas que brillaban en el firmamento.

El caso del pequeño Oliver, secuestrado por algo que bajó del cielo en la Nochebuena, quedó finalmente archivado como pendiente de solución. Es uno más de los que están a la espera de ser resueltos, algo en lo que casi un siglo después muy pocos confían. La gran cantidad de testigos, entre los que se encontraban personas de reconocida reputación, permite descartar que la extraña historia de la desaparición del niño fuese algún tipo de engaño, una mentira urdida para ocultar tal vez algún crimen. La falta de una solución al misterio de la desaparición de Oliver Thomas no evitó que en los años siguientes los niños de aquella zona viviesen la víspera de la Navidad con una mezcla de sentimientos contrapuestos. Era una fiesta de alegría, con regalos para los pequeños, pero sabían que algo inexplicable se había llevado volando al pobre Oliver. Tal vez algo había bajado del cielo, pero en lugar de traerle regalos se lo había llevado para nunca volver a ser visto. “Santa Claus es bueno y trae regalos, pero ¿existe algún ser malo que viene volando en la Nochebuena para llevarse a niños?”, preguntaban los pequeños de la zona a sus padres. “No, hijo –les respondían estos–, solo hay un anciano bondadoso que llega con regalos en un trineo tirado por renos mágicos.” Pero por las noches, sobre todo durante la víspera de la Navidad, los padres que pronunciaban estas tranquilizadoras palabras no perdían de vista a sus hijos en ningún momento. Sabían que si algo inexplicable se había dado cita una Nochebuena, podría volver a por otro niño.

Ave gigante o monstruo de otra dimensión

Durante casi cien años han sido muchos los intentos de explicar lo que le ocurrió a Oliver Thomas. Desde un primer momento se barajó la posibilidad de que lo capturase algún tipo de pájaro. En 1977 muchos se acordaron de este misterioso caso después de que se conociese el ataque de dos misteriosas aves negras a un niño de diez años llamado Marlon Lowe. El suceso tuvo lugar en Michigan (EE.UU) y no acabó trágicamente porque su madre intervino rápidamente y arrebató a su hijo de las garras de los animales cuando ya se estaban llevando por el aire al pequeño. Casos similares han ocurrido en diversos lugares del mundo y en buena parte continúan siendo un misterio, pues según los testigos no se trata de aves conocidas. En ocasiones se ha especulado que podría tratarse de algún superviviente de los teratórnidos, unos parientes del cóndor de los Andes que vivieron hasta hace unos 10.000 años en Norteamérica. Pero esas especies no se conocen en Europa. A veces las descripciones de las criaturas son aún mas extrañas, pues parecen reptiles alados como los que vivían en la época de los dinosaurios. Otra hipótesis recuerda que, según diversas tradiciones, durante momentos determinados del año, como la víspera de Navidad, de Todos los Santos o de San Juan, los límites de nuestro mundo parecen quedar mas difusos, siendo posible que salten hasta nuestra realidad entidades que normalmente no viven entre nosotros. Entidades que forman parte del mundo de monstruos como el chupacabras, el diablo de Jersey o el demonio de Dover y que han sido vistas en diversas ocasiones y lugares.